miércoles, 4 de julio de 2012










F   R   A   N   C   I   S      B   E   A   C   O   N 










Su padre entrenaba caballos de carreras en Dublín, pero debido a la Primera Guerra Mundial tuvo que mudarse con su familia a Londres en 1914. Entre 1914 y 1925 la familia vivió entre Inglaterra e Irlanda.
La infancia de Francis Bacon no fue fácil. Padecía de asma crónica y tuvo una formación escolar irregular porque la enfermedad le impedía acudir al colegio; cuando sufría ataques asmáticos fuertes le administraban morfina. Fue expulsado de casa por su padre cuando tenía 16 años, al manifestar sus inclinaciones homosexuales.
En 1926 comenzó a tomar lecciones de dibujo en la St Martin School of Arts de Londres. A partir de 1927 vive entre París y Berlín, donde comienza a trabajar como decorador de interiores y es en esta etapa cuando empieza a pintar, no alcanzando el éxito con sus primeros cuadros.

Residió durante medio año cerca de Chantilly, alojado por una pianista y aficionada al arte que había conocido en una exposición en París. En esa época en Chantilly admiró el cuadro La masacre de los inocentes de Poussin, conservado en el Museo Condé sito en dicha localidad. Este cuadro le inspiraría múltiples obras. Pero la influencia más importante que le lleva a pintar es una visita a una exposición de Picasso en París, la cual le impresiona y que será una influencia en su trabajo: «Aquellos pierrots, desnudos, paisajes y escenarios me impresionaron mucho, y después pensé que quizá yo también podría pintar».


Bacon decidió que el tema de sus pinturas sería la vida en la muerte: debía buscar a su yo más vital, pero también al más autodestructivo. Michel Leiris le sugirió que «el masoquismo, el sadismo y casi todos los vicios, en realidad, eran tan solo maneras de sentirse más humano».

No obstante no había logrado el reconocimiento, y cuando cumplió 35 años, por su carácter temperamental, destruyó casi todos sus cuadros. Los cuadros de Bacon tienen influencia de Munch en los trazos y de las tonalidades de Van Gogh; también se percibe la influencia de Goya ya que plasmó la angustia en sus cuadros. En sus cuadros trabajó la representación de la figura masculina o femenina, que por lo general aparece de forma desfigurada e incluso de forma aterradora, en espacios cerrados y oscuros.


Los retratos y autorretratos son una gran parte de las pinturas, donde refleja la fragilidad de ser.













En otros cuadros como Cabeza rodeada de carne de vaca Bacon refleja el belicismo, la capacidad del ser humano por ser violento y la inclinación de la naturaleza humana por la violencia.


A lo largo de toda su carrera Bacon recurrió al informalismo, al expresionismo y al surrealismo, pero sus cuadros pertenecen al racionalismo. Sin embargo, para algunos autores la obra de Francis Bacon no pertenece a tal corriente. Se trata de una pintura de corte expresionista pero muy difícil de clasificar, porque nunca perteneció a ningún movimiento artístico.
















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